miércoles, 7 de octubre de 2009

VUELO RASANTE

Guión: Pejac

Dibujo: Pejac


Editorial: Viaje a Bizancio


Formato: Álbum Rústica. 48 Páginas


Precio: 14€


Calificación: 8/10

Las experimentaciones en el campo de la innovación visual de los cómics son casi tan antiguas como el medio y siempre han acusado una clara tendencia orientada a acercar al tebeo a los postulados de dos disciplinas artísticas con las que guarda no pocas concomitancias: la pintura y el cine. De la primera, siempre se han intentado heredar sus cualidades atemporales así como la capacidad de, con una sóla "viñeta" poder contar toda una historia sin necesidad de ningún elemento ajeno como los textos de apoyo. De las imágenes en movimiento, el tebeo ha heredado las ansias por acercar sus mecanismos narrativos a los de veinticuatro fotogramas por segundo. Más próximo de la primera que del segundo, aunque con unos encadenados que podrían pasar por trabajados fundidos de un filme, encontramos esta interesante obra que es Vuelo Rasante.

Muchas cosas llaman poderosamente la atención del trabajo de Pejac. Para empezar, la ausencia total de textos, ya sea en diálogos, como en cuadros de apoyo, la desnudez verbal del trabajo del artista sirve para revelar en las primeras páginas del cómic una clara intención, que sea el lector, con su imaginación, y su bagaje, el que aporte el sentido deseado a la lectura. Para ello, y este es otro detalle desde el que Vuelo Rasante exuda originalidad, el santanderino se muestra tremendamente hábil tanto en la construcción de cada viñeta, como en la maquetación de las mismas: los capítulos del volumen, numerados en una cuenta hacia atrás desde el siete, constan todos de las mismas páginas, cinco, del mismo número de viñetas, nueve y de la misma composición, ocho viñetas horizontales que ocupan las cuatro primeras páginas, y una suerte de splash page para concluir cada capítulo. Tan aparentemente cerrada estructura, crea desde un primer momento un ritmo interno marcado a fuego por el imparable avance de los hechos que se van desgranando. Estos, tan cerrados en lo argumental como uno quiera, pueden contar una historia (en realidad varias cruzadas) hilada siempre a través de pequeños detalles, o servir como escapismo a la imaginación del lector, atrapado como este queda en la rica poesía visual que encierra el tebeo desde el primer capítulo.

Sea como fuere, las bondades de Vuelo Rasante no acaban ahí. Son también dignas de elogio las elecciones en los materiales con los que se dibuja cada viñeta, combinándose hábilmente aguadas monocromáticas con el uso de la tinta china sobre los que se superponen las manchas de color, un color que no es dado por casualidad y que encierra, a través de su limitada gama (verdes, rojo y amarillo), más capas de significancia de las que aquí nos atreveriámos a descubrir. De hecho, y aunque podría seguir argumentando razones para acercarse a esta poco habitual pero estupenda lectura voy a parar aquí, dejándome de forma consciente en el tintero una descripción más exhaustiva de la concatenación de historias, unidas por símbolos o colores, o el análisis profuso sobre la innegable cualidad onírica que agrupa a las breves (pero muy intensas) cuarenta y ocho páginas. Lo mejor es que cada uno, desde su particular idiosincrasia, se acerque sin prejuicios a un tebeo que gana en sucesivas relecturas y que, cuanto más se le aporte, más nos devuelve.


Sergio Benítez (284)

2 comentarios:

. . dijo...

Fale, bueno, pues... ejem... cof, cof... hummmmm...

Es que no me lo he leído. Y, claro, ¿que te pongo yo aquí?

Ondía! Qué horas se me han hecho! Voy a hacer unas cosas y si eso ya volveré ¿vale?

(a ver si cuela...)

Saludos!

sebelo2 dijo...

Se acepta Nachete, se acepta, no puedo pediros que leáis o hayáis leído todo lo que servidor se suele meter entre pecho y espalda.
Saludetes,
Sergio