
Dibujo: Marc-Antoine Boidin
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: Libro Cartoné. 168 Páginas
Precio: 15.65€
Calificación: 8/10
Bertho, del que ya habíamos hablado por aquí hace algún tiempo debido a la sólida labor que hacía al continuar las aventuras del Jim Hawkins stevensoniano en la estupenda Siete Piratas, refuerza aquí aún más la buena impresión que de él nos habíamos llevado al trasladar con precisión milimétrica el texto de Leroux al formato aviñetado: la historia se desarrolla a caballo entre Francia y la Guyana Francesa, centrándose aquí en Cayena, lugar que sirvió de prisión durante setenta años y del que es tristemente recordada la famosa Isla del Diablo (y todos los que hayan visto o leído Papillon saben de que les hablo). Allí conocemos al protagonista, un preso enorme que, acusado de un crimen que no cometió, fue trasladado a la región sudamericana, un lugar del que intentará escapar para regresar a su tierra natal. Recurriendo al flashback de forma constante para contarnos la historia de Cheri-Bibi, el guionista francés va desvelando poco a poco elementos de una trama que, aún contando con gran número de personajes y localizaciones, no produce sensación de pérdida en ningún momento. Permitiéndose trastocar sensiblemente la conclusión original de la novela, Bertho otorga quizás mayor coherencia a la misma, y deja al tiempo un final más abierto del que Leroux planteara para su obra.
Acompasada a la perfección en todos los sentidos con el guión de Bertho, la labor de Boidin es sin duda el aspecto más sobresaliente de Cheri-Bibi. Con un lápiz sumamente trabajado, que cuida al máximo la ambientación de principios del s.XX, Boidin se olvida de las tintas para dar color directo sobre el grafito, lo que otorga al cómic una cualidad visual fascinante. El estilo del dibujo, alejado de lo que se le puede ver en otros trabajos suyos como Endurance (que no sólo comparte título con la obra de Luis Bustos que recomicdamos por el mes de junio) o Kerioth, caricaturiza a los personajes sin que se pierda por un momento un ápice de naturalidad y realismo (atención a los fondos) en ellos, algo a lo que ayuda de manera indefectible el magnífico color infográfico con una paleta que no hace ascos a ninguna tonalidad.
Cheri-Bibi se alza como toda una inesperada sorpresa en un mes en el que el cómic franco-belga en España será eclipsado, qué duda cabe, por ese nuevo álbum de Ásterix que recomicdábamos hace unos días o por la magistral Diario de un Ingenuo. Hagánse un favor y, al margen de comprar las aventuras del galo y de Spirou, dénle una oportunidad a este fantástico título. No se arrepentirán.