Dibujo: Jillian Tamaki
Editorial: La Cúpula
Formato: Libro Cartoné. 148 Páginas
Precio: 18€
Calificación: 5.5/10
Ser profesor durante los doce últimos años me ha dado la oportunidad de ver como, poco a poco, los intereses de la juventud han ido cada vez alejándose más de aquellos de mi generación. Tratar de entenderlos para no quedarse desfasados y conseguir conectar con ellos para que el mensaje les siga llegando con la misma fuerza (ya sea este el contenido de las clases como ciertos valores que no deberían perderse) resulta cada vez más complicado. Cierto es que algunas constantes como el pensar veinte de las veinticuatro horas del día en sexo permanecen (hay que cosas que no cambiarán nunca, afortunadamente), pero conectar con personas que no leen nada de nada (y cuando lo hacen es un hito), no se interesan por el mundo que les rodea más allá de los amigos con los que hablan por el messenger o con los que se cogen la curda de turno los fines de semana, y a los que sólo les motivan temas de muy poco calado para su futuro (incluso para el más inmediato) se antoja como un deporte de riesgo más que como una profesión. Y a ese respecto, a internarse en la mente de una joven, es a lo que se arriesgan Mariko y Jillian Tamaki con Skim, tratando de plasmar en las páginas de esta novela gráfica las inquietudes de una adolescente cualquiera.
Para ello echan mano de una chica de origen oriental que vive en Canadá, lugar de residencia de la guionista y de nacimiento de la dibujante, y cuyo entorno es el propicio para entrar de lleno en el universo de una adolescente: rechazada por las chicas más cool de su instituto, y con sólo una amiga con la que mantiene constantes tiras y aflojas, Kimberly no encuentra su sitio ni en su lugar de estudio, ni en su casa ni en el mundo en el que le ha tocado vivir. Para acrecentar sus "problemas" (que siempre parecen descomunales cuando uno es joven) un compañero del instituto se ha suicididado, aparentemente por ser gay y no poder aceptarlo, provocando una ola de pánico entre los profesores del centro que en seguida pones manos a la obra para evitar que nadie más caiga en las redes de la Parca. En el interin, Kimberly, cuya voz es puesta en texto por la guionista a través de su diario, libro en el que la protagonista vierte toda su personalidad (intereses en brujería incluidos), amaga un primer despertar sexual que sirve a las creadoras del cómic para suscitar cierto interés en el lector.
El problema es que, hasta que llega dicho momento, y quizás en un vano intento de capturar lo errático del devenir de su "actriz" principal, Mariko Tamaki va de aquí para allá sin rumbo fijo, haciendo de la lectura un arduo ejercicio al que es difícil cogerle el pulso. Una lástima, sobre todo si se considera la originalidad gráfica de la que hace gala la dibujante, dando el do de pecho a la hora de configurar un producto visualmente atractivo y novedoso (principal motivo por el que este tomo cayó en mis manos) que no teme experimentar con una miriada de composiciones cambiando incluso sutilmente de estilo en alguna que otra ocasión. Su dibujo, de trazo muy suelto y espigado en la concreción de la figura humana, aporta un aire de frescura juvenil a la lectura que el guión trata pero falla en conseguir, sobre todo conforma se acerca al final, variando el tono meláncolico y de fatalidad del volumen hacia un forzado happy ending que esa página final, tan innecesaria como incomprensible, termina de rematar.
Para ello echan mano de una chica de origen oriental que vive en Canadá, lugar de residencia de la guionista y de nacimiento de la dibujante, y cuyo entorno es el propicio para entrar de lleno en el universo de una adolescente: rechazada por las chicas más cool de su instituto, y con sólo una amiga con la que mantiene constantes tiras y aflojas, Kimberly no encuentra su sitio ni en su lugar de estudio, ni en su casa ni en el mundo en el que le ha tocado vivir. Para acrecentar sus "problemas" (que siempre parecen descomunales cuando uno es joven) un compañero del instituto se ha suicididado, aparentemente por ser gay y no poder aceptarlo, provocando una ola de pánico entre los profesores del centro que en seguida pones manos a la obra para evitar que nadie más caiga en las redes de la Parca. En el interin, Kimberly, cuya voz es puesta en texto por la guionista a través de su diario, libro en el que la protagonista vierte toda su personalidad (intereses en brujería incluidos), amaga un primer despertar sexual que sirve a las creadoras del cómic para suscitar cierto interés en el lector.
El problema es que, hasta que llega dicho momento, y quizás en un vano intento de capturar lo errático del devenir de su "actriz" principal, Mariko Tamaki va de aquí para allá sin rumbo fijo, haciendo de la lectura un arduo ejercicio al que es difícil cogerle el pulso. Una lástima, sobre todo si se considera la originalidad gráfica de la que hace gala la dibujante, dando el do de pecho a la hora de configurar un producto visualmente atractivo y novedoso (principal motivo por el que este tomo cayó en mis manos) que no teme experimentar con una miriada de composiciones cambiando incluso sutilmente de estilo en alguna que otra ocasión. Su dibujo, de trazo muy suelto y espigado en la concreción de la figura humana, aporta un aire de frescura juvenil a la lectura que el guión trata pero falla en conseguir, sobre todo conforma se acerca al final, variando el tono meláncolico y de fatalidad del volumen hacia un forzado happy ending que esa página final, tan innecesaria como incomprensible, termina de rematar.
Sergio Benítez (286)
5 comentarios:
Coñe, sergio, hasta pa recomendar manga buscar obras desconocidas...
Y la verdad es que, por lo que dices, me voy a limitar a mi Monster...
Saludos!
¿Un manga canadiense? Por favor! ¿Ande vamos a ir a parar? Seguro que ahora al ver que es posible a nuestros autores nacionales les da por intentar hacer mangas tambien...
¿Cómo? ¿Que llevan años haciéndolo? Ya! Y ahora me dirás que incluso los pijamistas de Marvel se han sacado versiones manga de sus héroes...
Saludos!
Monster....graaaaande.
El resto del universo manga en general es terreno pantanoso en el que hay que ir con pies de plomo, pues es mucha la basurilla que se edita al cabo del mes por parte de las editoriales. Yo me sigo quedando con las cosillas de Taniguchi, Urusawa, Tezuka y, of course, Toriyama.
El resto, pues eso, con cuidadín.
Saludetes,
Sergio
P.D: y muy buenas tus apreciaciones Nachete
Yo tengo que reconocer que no me atrae el tema manga, que le vamos a hacer.
sau2
Yo hoy me he comprado los dos primeros de Pluto, pero ya sabeis....Urusawa/tezuka y los comentados por el jefe, y alguno más pero no mucho más.
Saludos.
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